Pues vamos a entender cómo, incluso, se ha aplicado en lo que al transporte se refiere, centrándonos en el mercado chino, pues es, hoy por hoy, la fábrica del mundo. ¿Cuántas veces han dejado que su proveedor se encargue del transporte de esa partida de, por ejemplo, 3 m³, pensando que recibirían las mercancías hasta sus almacenes, con el consiguiente ahorro de energía y tiempo que implica negociarlo con su forwarder habitual? La mayoría de estas compras se cierran bajo el incoterm CFR, pero he aquí el error, pues, por sorpresa, pasado un tiempo desde la fecha de embarque (durante el que no sabremos nada de dicha partida), nos llama un forwarder con el que no tenemos ninguna relación, indicándonos que ha llegado nuestra mercancía, y, que una vez liquidemos la factura de gastos de llegada, procederán a la entrega de la tan esperada carga. El problema viene cuando vemos que para 3 m³, los gastos de llegada son mucho mayores que si hubiésemos comprado un contenedor completo.
¿Qué ha pasado?
Entramos en el maravilloso mundo del rebate. Volvamos a la célebre frase de “enriquecerse es glorioso”. Su proveedor no sólo se enriquece con la transacción comercial, sino que también lo hace recibiendo un buen pellizco sobre el transporte que, evidentemente, alguien tendrá que pagar. ¿Adivinan de quien se trata? Efectivamente, del importador, quedando la imagen del forwarder dañada, pues éste sólo se ha limitado a pagar a la compañía Naviera su factura, en la cual se incluye -de forma oculta pero evidente- una buena suma para su proveedor, que ha aprovechado la oportunidad para mejorar su situación material. Actualmente se podría decir que el 95% de las importaciones han pasado a ser FOB, pues, aunque el proveedor se ofrece de forma insistente a vender en condiciones CFR, ya que resulta mucho mejor para nosotros (…), ya hemos aprendido la lección.
Controlar el envío
Pero no todo se limita al ahorro en gastos de llegada, también podemos hablar del control del envío, desde el mismo momento en el que nuestro proveedor nos dice que, efectivamente, la mercancía ya está embarcada… ¿Es esto realmente cierto? ¿Sabemos quién la transporta? ¿Ha contratado el mejor servicio? ¿Nos llegará a tiempo? La figura del forwarder es vital para el control de costes, así como del servicio. Sabrán cuándo realmente su mercancía está lista para ser embarcada, y desde ese mismo momento, tendrán información veraz del estatus de la misma, contando con un interlocutor local que le mantendrá al corriente de cualquier novedad. Llegados a este punto, dejemos que se enriquezcan, pero que sea fruto del sudor de su frente, no de la nuestra.